Lo he dicho muchas veces, y lo seguiré repitiendo una y mil veces más, tener la oportunidad de contemplar un amanecer, o como en esta instantánea, un ocaso, a la orilla del mar es un privilegio, la serenidad y calma que desprende el olor, el ruido de la marea y los cambios de tonalidad que registra el cielo en esos momentos hacen que te sientas insignificantes.
Si desean contemplar una puesta de Sol digna de esta definición, pueden visitar el norte y el oeste grancanario (por ser yo de aquí y la fotografía que ilustra este comentario también lo es), a San Felipe sin ir más lejos, y sentarse en uno de esos banquitos, solos o en compañía donde vivir un momento que les costará olvidar.
Pasen una feliz noche
Gabo Monzón
Etiquetas:
anochecer,
gran canaria,
paisaje
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario