El ser humano es una especie fascinante que es capaz de hacer cosas increíbles, pero la naturaleza te deja atónito.
El batir del mar contra las rocas, como golpeando a la isla a la desesperada, intentando recuperar ese cachito de planeta que le fue arrebatado, es un espectáculo soberbio.
Ver esa masa de agua que se agrupa creando no una ola, sino una onda enorme que rompe contra el risco creando paredes de agua de más de tres metros de altura, es algo que sinceramente, vale la pena contemplar.
Y así me pase la tarde, observando como una tras otra las olas iban chocando contra la costa, cada vez con más brío, haciendo retumbar el aire y temblar el suelo, no tengo tanta literatura en mi mente como para poder describir esos momentos sin empequeñecer lo grandioso que es estar bajo tres o cuatros metros de agua.
Y gracias a esa fuerza de la naturaleza pude captar la foto que hoy os traigo, un perfecto juego y engaño, donde gracias a la larga exposición de la toma se puede imaginar el batir del mar, ya que responde a esa gran cantidad de blanco que hay alrededor, como si fuera niebla que contrasta a la perfección con la calma de los charcos superiores.
Al principio no me gustó la fotografía, pero tras "revelarla" el resultado me ha parecido cuanto menos cautivador.
Espero que todos tengan la misma opinión
Hasta mañana
Gabo Monzón
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