Dicen que los ojos son el espejo del alma, pero lo que no dicen es que también son el espejo del cuerpo. Hay que ir un paso más allá, fijarte en los detalles, no en el conjunto, y así, muy de cerca dejarás de ver un ojo, para ver lo que esa persona ve. A ti mismo.
Y en este caso concreto un pedacito de jardín, una buganvilla y muros de piedra, y también como dije antes, a un servidor, que parece que me estoy agarrando a su pupila, como si no hubiese más suelo bajo mis pies.
Seguro que si seguimos tirando del hilo podemos sacar más historias y símiles, pero que quieren que les diga, hoy en un día grande en Teror y no quiero que se me haga tarde ;)
Sean felices¡¡¡
Gabo Monzón
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