Comparto la idea de que en la vida son los pequeños detalles los que marcan la diferencia, esos momentos que siempre revives y lugares que añoras o visitas con frecuencia.
Y al igual que con la vida, al menos yo, y de forma totalmente intuitiva o subconsciente, me fijo en detalles dentro de los lugares en los que habito, y siempre me gusta mirarlos al pasar, son elementos estáticos, lugares de protección en lugares que están fuera de mi zona de confort (cuando viajo y no me he hecho al lugar).
Y mi tótem de seguridad dentro de mi nuevo emplazamiento (el cual es totalmente temporal), es este adorno que ha colocado el dueño de los apartamentos en medio del jardín, es tan simple como una campanita enmarcada por la flora de los arboles que le rodean y que hace que me relaje y mi imaginación vuele desde El Hierro hasta el mismísimo Tíbet donde los monjes tocan y hacen girar las campanas de sus templos en momentos de calma y meditación. (Uno nunca termina de asombrarse de las conexiones que logra hacer su propia mente).
Les comparto esta imagen con la esperanza de que tenga el mismo poder que tiene sobre mí o que recuerden los mejores momentos de su vida y se les dibuje una sonrisa en su cara.
Sean felices misijos, que la vida es muy corta como pa estar arrugaos como pasas, la energía se pasa de unos a otros, y si desprendemos positividad eso de nota en el ambiente.
Sin más, me despido hasta mañana.
Un fuerte abrazo
Gabo Monzón
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